Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales https://neilohpj679133.blog2news.com/39123379/el-mundo-se-paralizó-por-el-cabezazo-de-zidane